En el porno de la venezolana Lucy Mendez no hay medias tintas; se trata de escenas no aptas para todos los aficionados a este gremio, donde las pollas a pares y los puños dentro de sus orificios se suceden, así como copiosas ingestas de orina y de lefa. Un nivel de cerdería tan elevado que, como decimos, no es grato para todos los estómagos, pues se trata de un tipo de porno extremo y acrobático para espectadores ávidos de emociones fuertes, con pocas limitaciones en el ámbito sexual y que ven con buenos ojos las parafilias.

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