Llámenme inocente por no haber entendido hasta mis ventitantos años cual era la fascinación de mis amigos por el reguetón o de poseer un automóvil, una cosa la veía como música monótona y carente de un valor artesanal y lo otro como un gasto injusto, un castigo por vivir lejos en una ciudad con mala infraestructura.
Hasta ser un adulto pude comprender cómo era más fácil terminar en la cama con una mujer que frota su trasero contra tu entrepierna como si estuviera en celo. Y como darle «ride» a una amiguita de la universidad o del trabajo podía terminar con la mano de esa amiguita toqueteándote la entrepierna, con una mamada de agradecimiento o en el mejor de los casos en una invitación a casa paa darte un «ride» de otro tipo.
Hoy Charles Dera no duda ni un segundo en darle un «levantón» a Kelsi Monroe en la carretera y llevarla hasta las puertas de su casa para montarla de lo lindo, pues aunque la muñeca sigue negando el acceso por su puerta trasera, esas piernotas bien valen cada maldito centavo que se haya gastado en la gasolina para transportar ese monumento de 1.70.
Bola Extra: Otro «ride» en pickup
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