El caso de Lily Carter resulta revelador. Lleva desde 2010 dando bandazos en el porno, pero no ha sido hasta este año que su popularidad se ha disparado. La culpa la tiene un ritmo de trabajo devastador y la acumulación de experiencia, que se ve reflejada ahora en sus trabajos: Lily ya no es la jovencita frívola que se limita a hacer miraditas mientras la embisten, ahora se implica como nadie. Karina White, en cambio, está a punto de cumplir su primer año en el porno y llegó desde el naciente mercado del llamado glamour porn de X-Art y compañía, pero con su cuerpazo y sus ganas de aprender, tiene el futuro avalado.
Lily Carter y Karina White, colegialas dispuestas
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