El boom de las MILF, algo que antes era un subgénero marginal especializado, fue una auténtica bendición que se integró de lleno en la corriente de porno mainstream y que brindó a muchas felactrices la oportunidad de reciclarse y alargar su carrera. Al igual que Julia Ann, Lisa Ann ha triunfado más en esta segunda etapa de silicona y agujeros dilatados que cuando lo tenía todo firme y terso, y es que el morbo de la experiencia es un plus, sobre todo al enfrentarse a jovenzuelos atrevidos como el polifacético Danny Wylde.
Lisa Ann, la máquina que devoraba yogurines
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