Al contrario que su compatriota Abella Anderson, esta cubana ni es especialmente guapa ni tiene demasiado talento. Pero la amiga Valerie Kay, con esa carita de no haberse enterado de nada, cuenta con un arma de destrucción masiva que le está dando mucho trabajo desde que empezó en el porno hace cosa de pocos meses: un culo de considerables dimensiones con una movilidad tremenda. Su voz, dicen los pornófilos expertos, es otro activo: habla muy poco y cuando lo hace es con un hilillo de niñita tímida. Por ahora parece que prefiere el preservativo y el anal está reservado para cuando pueda rentabilizarlo mejor, pero habrá que seguir de cerca su trayectoria.
El megaculo de Valerie Kay pide sitio
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