Igual es un poco arriesgado colar a Monica Roccaforte en la categoría que pretendemos establecer con esta humilde pero aún difusa sección sin periodicidad: la idea es reunir a mujeres de otra era que ejercieron el porno sin llegar al estatus de las superestrellas que todos conocemos y tenemos presentes, starlets que picaron piedra y posiblemente fueron las musas particulares de miles de pornófilos de hace décadas y que influyeron, aunque no se les reconozca demasiado, de manera definitiva en la construcción de las fantasías sexuales colectivas.
Digo que es arriesgado porque la amiga Monica, otra de esas húngara de los noventa que se estableció en Italia con un nombre italiano, está quizá en el límite de esa categoría. Quizá muchos de los más doctos lectores de kimurakhv.ru no la consideren en absoluto una olvidada, pero seguro que todos estamos de acuerdo en el otro adjetivo: era una diosa.
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