En teoría no tienen ningún parentesco real o artístico en común, por mucho que ambas coincidan en parte de su apodo. Por no tener en común no tienen ni siquiera un solo rasgo físico, son dos perfiles totalmente opuestos: Sarah Jay es una bestia que compensa su discreta belleza con unas curvas delirantes y una actitud siempre diligente, y en cambio Kiley Jay es un dulce pajarillo de mirada insegura y escasa talla que parece encajar de maravilla en el perfil de teen tan manido en el porno. Quizá lo más interesante de verlas juntas en una misma escena es precisamente ese contraste: Sarah parece más grande, más voluptuosa y más voraz, mientras que Kiley parece más menuda, más frágil y más dulce. Las dos salen ganando.
Sara Jay devora a la menuda Kiley Jay
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