Hace una semana a la guapa y voluptuosa Zoie Burgher la banearon de Twitch por ofrecer retransmisiones de sus partidas a distintos videojuegos ataviada con un bikini. De acuerdo a la política de la compañía, los streamers no pueden enseñar demasiadas carnes durante sus sesiones en directo ni exhibir tipo alguno de conducta que se pueda interpretar como abiertamente sexual.
Así que la pobre Zoie, expulsada y enfadada, decidió probar suerte en YouTube, donde abrió un canal en el que hace básicamente lo mismo: juega a Overwatch mientras menea las tetas o hace twerking cuando engancha una buena racha en Call of Duty: Black Ops III. Las reacciones no se hicieron esperar: vídeos donde la ponen a caer de un burro, comentarios donde la llaman puta y en general cientos de opiniones juzgando directamente la actitud picantona de Zoie e incluso cuestionando la imagen que da de la mujer jugadora.
Lo mejor de todo este asunto es que a Zoie no parece afectarle especialmente (ha confeccionado incluso una playlist de gente insultándola; está claro que le suda el coño, y bien que hace) y un detalle muy revelador: en menos de un mes ha logrado más de 400.000 suscriptores y va camino de ser la streamer más vista. ¡Viva su culo!
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