Alexa Flexy podría ser la última y más pequeña de las matrioshkas (muñecas rusas hueca que albergan en su interior otras muñecas) debido a su peculiar rostro y a su tamaño reducido, pero con la grata particularidad de que tiene un apetito sodomita descomunal, sin olvidarnos de su increíble elasticidad, de ahí su sugerente apellido artístico. En definitiva, estamos ante una gimnasta en potencia metida a estrella del porno que viene a suplir las virguerías acrobáticas de Kelsi Monroe, cada vez menos asidua en los estudios profesionales. Eso sí, el trasero de Alexa no alcanza las dimensiones del culazo de la norteamericana, pero sí lo supera en glotonería, puesto que ya ha sido rellenado por un par de miembros al unísono en no pocas ocasiones.
Su primera DAP
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