El tópico de las chicas lavando coches en bikini y a manguerazos se ha convertido en un cliché casi tan manoseado como el de la enfermera pechugona o el fontanero musculoso. En Estados Unidos hasta ha rebasado los límites del porno y ha salido en cientos de películas convencionales, pero en Europa somos más estirados para estas cosas y no es tan habitual. Y no será por ejemplares: aquí tenemos a la húngara Abbie Cat y la rusa Hennesy dándolo todo. El problema de los actores horrorosos, eso sí, parece intrínseco al porno europeo.
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