No son pocos los amantes del porno que terminan creando una especie de relación o amistad unidireccional con su actor o actriz favorita. Y es que al contemplar momentos íntimos de un personaje porno con el tiempo uno puede crear un vínculo que lo lleva a seguir en el tiempo lo que sucede con el personaje en la vida real, más allá de los muros de la escena grabada. Comúnmente, aunque no siempre correctamente, se ha considerado que la vida de una actriz porno es especialmente dura, ya sea por como ha llegado hasta ahí atravesando diversas dificultades, humillaciones y hasta abusos, o por como un breve o largo paso por la industria termina sepultado por la incesante carrera entre actrices que deshecha lo viejo y glorifica lo nuevo.
En esta ocasión vale la pena reflexionar sobre cómo la industria en su dinámica propia termina, sin querer, propiciando circunstancias donde el personaje cae en la miseria más dura. Este es el caso de Jenni Lee, la hermosa mujer que protagonizó bellas escenas donde derramaba un gusto inequívoco por su trabajo y no ocultaba el placer que le otorgaba grabar las escenas. Un actriz que follaba sonriente antes que fingir un placer con gestos y gritos obviamente falsos y exagerados. Hoy Jenni Lee, cuyo nombre real es Stephanie Sadorra, es una homeless o sintecho, sumergida en la pobreza y la drogadicción. Este duro retrato debe llamarnos la atención a nosotros, los aficionados, el publico que celebra sus escenas, y hacernos pensar sobre cómo terminan estos personajes. A lo mejor suficiente cantidad de personas se animan a tender una mano aunque hoy por hoy lo que se vea es el hoyo más profundo y la aceptación mas indolente por parte de nuestra Jenni Lee.
Aquí el vídeo donde se muestra una pequeña entrevista a la actual Jenni Lee:
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