Fogardo nos la descubrió hace ahora casi un año —al menos a un servidor—, provocando morbo a raudales con sus gafas de joven empollona, mientras que Botijo la incluyó en una posterior entrada en la que nos reveló ciertos detalles escabrosos de su pasado. Ahora Katie Kush acumula más del doble de escenas en su filmografía y se le ve con más tablas, conservando intacto ese aspecto de teen que parece que nunca ha roto un plato. Pero detrás de esos aires inocentes hay una tigresa en celo con una asombrosa elasticidad que sus amantes aprovechan para calavársela hasta el corvejón y más allá.
Katie Kush en una sesión de estiramientos
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