Además de los guiones sin mucho sentido del ridículo para justificar encuentros sexuales poco creíbles, el porno adolece a menudo de un defecto que no tiene mucha excusa válida: la eterna repetición de esos mismos tropos narrativos, la pereza absoluta. Hoy Luna Star contrata a un fontanero para que le arregle el fregadero de la cocina, y resulta ser el clásico negro portador de una Monster Cock. ¡Vaya casualidad! Así que la hiperbólica starlet cubana ya tiene razones de sobra para garantizarse un polvo interracial: basta con levantarse la falda para dar señales del todo inequívocas. El mismo guion puede tener perfectamente cincuenta años.

Comentarios