Parece que aquello de las pornstars de culo majestuoso que hacen un solo pero muy promocionado anal y luego dejan pasar un tiempo para no consumir su fama, ha pasado a mejor vida. Ahora hay muchas menos Rachel Starr y más Mischa Brooks, damiselas que parecen disfrutar la experiencia (o el cheque que viene después) y deciden abrazar esta popular práctica convirtiéndola en parte habitual de su repertorio porno. Madison Rose pertenece a este último grupo: empezó presumiendo de hiperculo y en cuanto los fans comenzaron a suplicar un primer anal decidió darles una alegría que, con esta segunda taladrada obra de Manuel Ferrara, se verá felizmente prolongada hasta que ella quiera.
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