Tenemos otra de esas privilegiadas maestras de la mamada que lo hacen todo bien, sin una sola faceta pendiente de mejorar en la noble práctica del sexo oral. De esta desconocida es evidente, primero, que es una hermosura natural y muy cercana (eso que algunos llamáis «girl next door»); y segundo, una mirada que se come a su amante y a quien este al otro lado de la cámara desde el primer segundo. Además parece olvidarse de la presencia del objetivo en cuanto se mete el asunto en la boca y no lo suelta hasta que logra un orgasmo en once minutos de intenso bombeo bucal. Por ponerle alguna pega: no nos permite ver la desnudez de su pecho, que sería un plus, y además parece que no respeta en absoluto el período refractarios tras la corrida, aunque quizá es algún tipo de tortura erótica privada entre ella y su chico. Ahí ya no entramos.

Comentarios