La lucha por la igualdad entre géneros es legítima y necesaria, sobre todo fuera de las fronteras de Occidente, pero que las nuevas corrientes feministas no tengan un discurso crítico para las legiones de féminas que se exhiben como meros trozos de carne en los diferentes canales sociales, como Instagram y demás pozos ciegos de superficialidad y estupidez supina, resulta, al menos, curioso, puesto que se trata de criaturas del sexo femenino que no ponen ningún otro talento en valor que no sea el hecho de lucir palmito, como un ejercicio de narcisismo exacerbado y enfermizo en muchos casos. En otros casos, este tipo de féminas, que alcanzan elevadas cotas de popularidad en las redes sociales, dan el salto al porno, como es el caso de Melissa Stratton, que decidió mostrar su talento sexual ante las cámaras, además de posar diariamente en sus diferentes perfiles sociales. Aún le falta mucho para codearse con las grandes de la industria, pero al menos su actividad ahora va más allá de ser una simple maniquí con implantes.
Comentarios