Mitos del porno: Christy Mack

Su corte de pelo a lo mohicano, su indudable atractivo, sus tatuajes (casi todos diseñados por ella misma) cuando no eran tan habituales entre las estrellas del porno y su tremendo trasero hicieron que Christy Mack despuntara rápidamente en el negocio del entretenimiento para adultos. Primero como modelo artística para publicaciones de chicas tatuadas con estética similar, como Inked Girls y Rebel Ink, y luego debutando en la industria en el 2011 con 21 años.

Fue antes de rodar su primera escena para BangBros cuando Christy decidió acortar su nombre real (Christy Mackinday), pasando a llamarse Christy Mack. De ese modo nació una nueva estrella del porno de estética alternativa y rompedora, sobre todo para esa época. Y es que Christy llamó la atención en la industria estadounidense desde un principio, pero el mérito de la nueva starlet no era debido únicamente a su imagen llamativa, dado que Christy se manejaba con soltura y entrega en escenas de porno duro, siendo proclive a dejarse perforar su orificio trasero, incluyendo, además, dobles penetraciones en alguna que otra ocasión.

En el 2013, Christy hizo unas declaraciones que, a la postre, fueron fatalmente premonitorias, aunque en su contra y a nivel personal: «Hay chicas que quieren ser absolutamente degradadas y destruidas en sus películas, y eso es lo que buscan. Yo no busco eso. Interpreto personajes fuertes, nunca degradados, nunca golpeados, nunca ahogados, nada de eso. Quizás algo de dominación leve, pero nada que se pueda considerar degradante […].

Y es que una mañana del 8 de agosto de 2014, la expareja de Christy, Jonathan Koppenhaver (War Machine) la encontró en la habitación con su nuevo novio, Corey Thomas, y el violento luchador de MMA la emprendió a golpes primero con él y luego con Christy, a la que dejó con la nariz rota, dos dientes menos, fractura en el ojo izquierdo, el hígado lacerado y costillas rotas, entre otras lesiones.

En abril de 2015 Christy Mack se retiró oficialmente del porno, y en junio de 2017 el enfermo de War Machine fue sentenciado a cadena perpetua con la posibilidad de libertad condicional después de 36 años, puesto que acumulaba múltiples cargos.

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