Cuando en el sexo filmado se tenía como referencia el cine convencional en aras de obtener también un reconocimiento artístico, los productores y directores buscaban actrices porno con las aptitudes necesarias para representar papeles con diálogos, que combinaran tanto el atractivo físico como las dotes interpretativas.
En este sentido, la cima del mito sexual de la mujer madura o MILF no lo alcanzó ninguna otra pornstar como lo hizo Kay Parker en su época, sobre todo cuando protagonizó Taboo, un polémico film que se centra en una relación sexual incestuosa entre una madre y un hijo. Y es que durante un largo periodo Kay Parker fue la mujer madura que todos los chicos se querían follar.
Tiempo atrás, hastiada de una Inglaterra represiva y gris, Kay se trasladó a Estados Unidos a los 21 años, pero no fue hasta más de diez años después cuando conoció al actor porno John Leslie, quien le puso en contacto con el mundillo. Tras sopesarlo de manera reflexiva, la británica se fue iniciando en el negocio a pesar de su pudor confeso. Hablamos de una actriz más preocupada por el valor artístico que por llevar a cabo en pantalla las prácticas sexuales más exigentes, algo que evitaba en pos de aportar algo más que sexo explícito. Entendía que el coito en pantalla, cuanto más sincero y natural fuera, daba un mejor resultado. Por su puesto, sus grandes tetas naturales, y esa imagen de la la típica madura morbosa que siempre te has querido follar, le abrió muchas puertas en un negocio que fue cambiando velozmente hasta llegar al porno actual, muy alejado de las propuestas de hace décadas.
Taboo (1980)
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