A todos nos consta que un territorio europeo poco extenso como el de la República Checa ha sido cuna —y lo sigue siendo— de un gran número de actrices porno que han destacado por su belleza y su atrevimiento en cuestiones sexuales. Resulta difícil destacar a solo unas cuantas pornstars checas, puesto que hay muchas sobresalientes, pero uno de los nombres que suelen salir a la palestra es el de la tristemente desaparecida de Lea De Mae. Su linda cabellera rubia, sus expresivos ojos azules, sus curvas generosas y su apetito sexual salvaje le valieron para ocupar un lugar en la historia del porno, aunque, como otras compañeras de gremio —e insignes rockeros—, su final fue trágicamente prematuro, puesto que perdió la vida a los 27 años. Para los que no la conozcan, decir que su gusto por el sexo anal, por las dobles penetraciones y por el fetichismo nos ha permitido disfrutar de sus mejores momentos en pantalla, por lo que os sugerimos que no os la perdáis.
Detrás de Andrea Absolonová (su nombre real) hay una historia bastante curiosa: nació en Praga en el año 1976 y desde una edad temprana se mostró inquieta y ambiciosa. Le gustaban numerosas disciplinas deportivas, pero se decantó finalmente por la natación y más tarde por el salto de trampolín, llegando a ser una saltadora de élite en la modalidad de 10 metros. Pero después de los Juegos Olímpicos de Atlanta —compitiendo en Madrid precisamente— Lea sufrió una grave lesión en una vértebra, de la que no llegó a restablecerse al cien por cien para llegar preparada a las siguientes olimpiadas.
Su primer coqueteo con la industria del entretenimiento para adultos vino de la mano de Adolf Zika, un fotógrafo que le ofreció una buena suma de dinero por posar en un calendario sin ropa. Faltaban dos años para los Juegos Olímpicos y Lea ya comenzó a alejarse del deporte de élite, puesto que vio un filón en el porno. De hecho, fue ella la que decidió contactar con el director de la productora Dream Entertainment, quién se quedó extrañado en un principio, puesto que la checa no se parecía en nada a las típicas chicas que llegaban a su oficina. Ahora bien, con su hermosos rostro y su espectacular figura pensó que sí que podría llegar lejos.
De este modo, fue como Lea se inició en el mundillo hasta convertirse en una de las mejores de su generación a base de elevar a la excelencia el arte del fornicio ante las cámaras. No en vano, junto a sus compatriotas Sylvia Saint, Monica Sweetheart y Daniella Rush, fueron conocidas por entonces como el “Dream Team”.
No entraremos en detalles sobre su muerte a una edad temprana debido a un tipo de tumor cerebral poco frecuente y fulminante. Nos quedamos con el hecho de que Lea vivió su vida con total intensidad y la dejó estando en la cima de su profesión; ampliamente conocida por los aficionados de Europa y Estados Unidos, y con una cuenta corriente con muchos ceros. Dicen que nadie muere del todo si se le recuerda. He aquí nuestro tributo.
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