A finales de la pasada década el porno europeo estaba mucho menos avanzado que el norteamericano, y ha sido durante el último lustro cuando se han unido fuerzas europeas y rusas para formalizar una industria mucho más profesional y con una factura técnica a menudo más elaborada que antes. Quizá por eso Alenushka (que también se hizo llamar Allison, Erika, Dasha o Alena) desapareció con menos de media docena de escenas en su filmografía entre 2009 y 2011: era una preciosidad rusa que entró en el porno en una mala época, justo antes de la transición, y pudo llevarse una mala experiencia. Con las productoras que reinan hoy en día posiblemente habríamos disfrutado de ella mucho más y mucho mejor.

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