Hace no mucho tiempo, en esta misma web apareció un vídeo de mujeres sufriendo contracciones al masturbarse, dándonos a entender de una manera bastante obvia que las susodichas estaban disfrutando puesto que ese reflejo es involuntario y suele venir acompañado de una sensación de placer extremo y absoluto.
Pues bien, como todos sabéis (porque lo sabéis) el pene también sufre de dichos movimientos en el momento de la eyaculación (¿atendisteis en biología?): Los conductos deferentes y la próstata se contraen, lanzando a los espermatozoides hasta la uretra. Aquí viene el punto de no retorno (y es tan dramático como suena), si pretendes aguantar un rato más en la cama, más te conviene parar justo antes y hacer un poco de «edging», que también suele venir acompañado de espasmos pero sin eyaculación «per se». Si decidimos continuar con nuestro trabajo se produce la expulsión del esperma con varias sacudidas más del músculo pubococcígeo que expulsan toda la corrida hacia donde estemos apuntando (más o menos). Os lo resumo, cuando un hombre se dispone a eyacular, el pene, el perineo, el ano y todo lo que se encuentra cerca empieza a contraerse solo y el pene se contonea cual cobra siendo encantada por un fakir.
Personalmente, todo lo que sea muy explícito me encanta; toma un sentido muy humano y resulta bastante sexy. Por eso os traigo un par de vídeos en los que se puede ver claramente cómo ocurre este bello y natural efecto. Por supuesto son meramente educativos y no me hago responsable si pensáis masturbaros con ellos. El primero es una corta mamada que proporciona una joven alternativa y el segundo una rubia diferente con un antifaz puesto que nos impide conocer su identidad. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
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