Continuamos explorando a fondo la moda de las pornoparodias que nos invade. Ahora con algo que le va que ni pintado al género: las sitcoms. Será porque estas suelen suceder en dos o tres interiores, lo cual es sencillo de recrear y no requiere de efectos especiales ni nada así. Bueno, los efectos especiales los ponen aquí Ashlynn Brooke, Kristina Rose y el resto de felatrices… Para trincarse a unos supuestos nerds. Porque si: The Big Bang Theory tiene parodia porno, con un grupo de frikis fans del WoW, Star Wars y los tebeos de Flash follando con estas pornstars: la parodia añade un toque de ciencia ficción a su comedia.
Como protagonista tenemos a Leonard, aquí interpretado con bastante corrección por Joey Brass. La película no pierde el tiempo y comenzamos con un sueño del tipo, que se folla a Brianna Blair, disfrazada de Princesa Leia. Una escena que sienta el precedente para el resto de la peli: no demasiado largas y entretenidas, aunque no especialmente duras, para no asustar a los fans de la serie que no sean consumidores habituales de porno.
El argumento de la peli parece sacado de un episodio: los cuatro nerds quieren convencer a Penny de acompañarles a la Comicon. De hecho, en el DVD había una opción para ver el episodio con sexo. Algunos chistes tienen gracia y todo, pero no creo que sea para tanto. Merece mucho más la pena ver a la guapísima Ashlynn Brooke montarse un trío con Kristina Rose y Haley James donde las tres chicas se lo pasan fenomenal y, como colofón para todo el episodio, acostarse finalmente con Leonard.
El eslabón débil del film es Rocco Reed, del cual francamente empiezo a estar un poco harto. ¡Aparece en el 90% de las parodias porno! Y si bien el tipo hace un buen Superman, no es un buen Sheldon: demasiado mazado y algo bajito para el papel, tampoco consigue clavar el tono de voz y los manierismos. Eso sí: junto con el otro friki asexual de la serie, el indio Koothrappali, se monta un trío con Beverly Hills, que les regala unas mamadas enérgicas que dejarían seco al Sheldon de verdad. ¡Glups!
El film se completa con el entrañable Wolowitz, el personaje más salido de la serie camelándose a una chavala (Charley Chase) y protagonizando la escena con más pasión de la serie, con alguna postura acrobática (ese piledriver que tan bien queda en la cámara). Lo mejor es que el pelucón que lleva aquí es muy similar al pelo del personaje en la serie. ¿Llevará también peluca?
Y como remate, el esperadísimo polvo entre Leonard y Penny, resulto con profesionalidad con los dos y con una Ashlynn muy simpática que transmite buen rollo al espectador con sus ganas y alegría.
Al margen de alguna queja como el casting de Sheldon o los dichosos tatuajes que nunca llevarían los personajes, hay una cosa que no logro quitarme de la cabeza: ¿por qué diantres han escogido a Ashlynn como Penny? ¡La chica que hace de Leia se parece muchísimo más de cara a la actriz de la serie original! Y Koothrappalino es que no sea indio… es que es más blanco que el vampiro gilipollas de Crepúsculo. Misterios sin resolver.
Hay chistes sobre Adobe Photoshop, Star Trek y El señor de los anillos, o sea que parece un episodio normal en la serie, o en mi vida, casi. Los chicos se curran una fórmula para contentar a las mujeres: “di lo que quieren oír = sexo”. ¡Ojalá fuera tan fácil! A ellos les funciona, lo que no impide que al final vayan a la Comicon, un campo de nabos como cualquier salón, disfrazados de Spock, Super Mario, Gandalf y… otro personaje que no desvelaré (a ver si lo acertáis).
Por lo demás, sexo correcto, divertido por ocasiones, con una A. Brooke que parece se lo pasa bastante bien y algún chiste bueno. Quizá le falte contundencia: no hay ni un solo anal, pero se ve con gracia y es lo mejor que ha hecho su realizador, Lee Roy Myers, un verdadero apasionado de las pornoparodias que ha rodado título tras título. Si sois fans, os gustará (o igual os da grima) ver a Sheldon follando y a los personajes de Leonard y Penny.
Como parodia: 4.5/5 Como porno: 3/5
Total: Lo mejor: Ashlynn Brooke, muy pizpireta. Algunos chistes.
Lo peor: Los tatuajes de los actores no pegan con los personajes.
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