Jillian Janson
En el verano de 2013 la bella Jillian Janson acababa de cumplir 18 años y sus generosos pechos ya rebotaban al cabalgar de una polla, sobre una camilla de masajes, ante una cámara y probablemente media docena de personas. Es difícil saber si la chica nació para el porno, pero que le sobran condiciones es una obviedad: guapísima y con un cuerpazo natural al que no le falta de nada en ningún sitio, se ha hecho famosa por su físico, su implicación (especialmente en las escenas interraciales; se conoce que le encantan las pollas negras) y por una sonrisa de las que enamoran al pornófilo más versado.
Su entrada al mundillo fue por una vía clásica: después de trabajar como camarera y teleoperadora, le dieron un empleo con webcamer (como Jillian Brookes) y con ese culo demencial y esa carita (una versión más refinada y juvenil de Juliette Lewis) no tardaron en llegarle ofertas de agencias y productoras. El siguiente paso lo dio con la misma naturalidad con la que practica el sexo y a estas alturas ya es una de las más grandes promesas de la cantera yanqui, con un presente brillante y un futuro mejor.