Missy Martinez

Guapísima y voluptuosísima, su apellido da una idea poco concreta del origen de los genes que le dieron ese físico privilegiado: Missy tiene sangre alemana, mexicana, griega y nativa americana, y tal cóctel cultural le garantizan un aspecto ideal para entrar sin barreras ni obstáculos en la industria del porno.

Suele decir en las entrevistas que tomó la decisión de probar la profesión tras acudir medio en broma medio en serio a un festival erótico cuando aún estaba en la universidad. Al parecer allí captó la atención de otra supermestiza como Shy Love, que le dio la tarjeta de su agencia de talentos. Acabó los estudios de medicina forense con especialidad en autopsia y en 2009 dio sus primeros pasos en el porno exclusivamente con mujeres. En su primer año recibió un premio AVN a la mejor escena lésbica, así que Missy decidió que quizá era buen momento para empezar a «tocar salchichas», como ella misma dice.

Desde entonces, su mutación hacia un perfil más artificioso y neumático la ha ido encarrilando hacia el nicho MILF donde, a pesar de tener solo 29 años en el momento de escribir este texto, se la ve la mar de cómoda.