Veronica Zemanova

De bello rostro y con un par de tetas absolutamente demenciales, la checa Veronica Zemanova quedó para siempre en el recuerdo de los pajeros como una diosa inigualable.

Pese a su carrera como modelo erótica, su idea inicial tras acabar el instituto era convertirse en fotógrafa. Hizo un curso de tres años y mientras ejercía como asistente en un estudio de fotografía en Praga le robaron y la dejaron sin nada, así que empezó a frecuentar empleos como stripper y dominatrix en un salón BDSM. De ahí a posar desnuda fue un paso casi natural, y no le faltó trabajo en revistas como Myfair o la edición británica de Playboy. Nunca quiso posar con hombres, aunque en 1997 estuvo a punto de adentrarse en las aguas del porno con un vídeo para una productora alemana donde decide huir del set justo cuando está a punto de ser penetrada. Tampoco quiso nunca aumentarse el pecho, pero finalmente en 2001 accedió a colocarse implantes.

En 2003 se casó con, según ella, el único hombre que valoraba más su cerebro que sus tetas, y se retiró para volver en 2007, aunque en 2008 volvió a desaparecer sin dejar rastro.