Os lo adelantábamos hace unos días, y aquí está de nuevo la diosa nívea del porno americano. Stoya puede gustar o no, pero no suele dejar indiferente porque con toda seguridad se aleja de lo que venía siendo una actriz porno en términos tradicionales. La expresividad y la sonrisa como banderas de su propia exuberancia, y desde hace tiempo también una naturalidad deslumbrante para con el sexo. Su máximo exponente, su penetrador más aventajado, James Deen, vuele en Bridesmaids a declararle una vez más su amor a empujones. La mejor forma de amar.
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