Una inusual mezcla de sangre iraní e italiana ha dado como resultado una criatura extremadamente curvilínea que hace tan solo unos meses, a la edad de 31 años, decidió explotar esa sobreabundacia física —especialmente en las áreas donde los hombres se quedan embelesados— en la industria pornográfica, un gremio que le viene como anillo al dedo, puesto que a su espectacular físico hay que sumarle una notable actitud frente a los focos. Algunos aficionados a esto del folleteo filmado pensarán que sin anal no hay paraíso, pero también hay quien opina que no solo de anal vive el hombre (o la mujer). El caso es que la imponente Mona Azar no ha cedido aún su colosal trasero, pero estaremos atentos a sus avances, progresos y escarceos en materia cerda.
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