Miss World 96: versión porno del Gal’s Panic

Alguna vez nos han pedido que hablemos de juegos porno o erotiquillos. Y nosotros, encantados de cumplir con nuestros lectores. Hoy vamos a hablar de un juegazo mítico: Gal’s Panic, alias “el de la araña”, y su exploitation porno, el tremebundo Miss World 96, donde ya no teníamos solo japonesitas desnudas, sino, directamente, escenss explícitas al alcance de los mejores jugadores.

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Gals Panic fue uno de los primeros juegos picantones que vimos muchos, siendo estrenada allá por 1990 pero permaneciendo durante años en salones recreativos y bares de todo el mundo. Dos factores le otorgaron una larga vida y buenas recaudaciones: su calidad del juego… y la posibilidad de ver tetas. Y no solo eso: TETAS DE MANGA, que ya nos gustaba a muchos a base ver anime en la tele. Un título memorable que marcó una época, bajo el título de “el juego de la araña”.

La mecanismo del juego no era nada nuevo: se inventó a principio de los 80 con Quix y se perfeccionó con juegos como Volfield. Se trataba de ir rodeando partes de la pantalla y descubriendo el fondo, buscando superar un 85%.  La novedad que la gente de Kaneko introdujo consistió en aplicar el extrañísimo sentido del humor japonés y añadirle un toque picantón. Aquí el objetivo de desbloquear el escenario tenía recompensa: ver a una japonesa en pelotas. Hoy por hoy igual no es para tanto, pero en aquella época se nos ponen los ojos como platos.

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Claro que para esto teníamos que jugar correctamente. Porque había una serie de enemigos que trataban de impedir que nuestra aventura llegara a buen puerto. El más representativo de ellos… ¡una gigantesca araña! ¿Por qué diantres tenían estas chicas una araña gigante como mascota? ¿Era algún fetichismo japonés? Sabemos que hay quien gusta del sexo con insectos y arañas, pero esto es ya ridículo. Es este bicho el que se convirtió en el más representativo y en el icono del juego. Porque claro, eso de “Gal’s Panic” ni sabíamos que significaba ni nos importaba.

mamada

En fin: si no jugábamos con habilidad, podían pasar dos cosas. Una, que nos mataran. Y otra, que por una serie de malas elecciones… nuestra chica se convirtiera en un extraño bicho. En lugar de disfrutar de los encantos de Auki Miho o Nami Ozawa… nos topábamos con un cocodrilo, o un extraño pulpo. Que viene a ser como cuando te vas a la cama con una chica y te das cuenta que ese enorme par de tetas que ibas a disfrutar no eran más que relleno. En fin: que el juego tenía un montón de trucos y artimañas para hacerlo más entretenido y darle un toque aún más absurdo.

El exitazo del juego provocó lo inevitable: En primer lugar, secuelas. Muchas, muchísimas, que nos alegraron la vida durante años: Gals Panic 2 (para muchos, el mejor de la saga) 3, S, S2…así hasta 8 juegos dando vueltas a lo mismo, eso sí, cambiando a las chicas. En segundo lugar provocó… las imitaciones, en las que mi colega Akatsuko es un experto y nos cuenta tal que así:

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Imitaciones que, además, eran bastante más brutas que el original… y que ya daban hasta porno. Ahí apareció Miss Nude 96, que seguro provocó más de una erección. Todo rezumaba morro y caradura: desde el objetivo principal del juego, descubrir la figura desnuda de una moza que vemos silueteada y oculta, hasta “la puta araña aquella que se movía a traición”. Los otros dos monstruos también se inspiran (qué eufemismo más bello) en la bola de fuego con ojos y el poliedro que se transformaba. En Miss World Nude ‘96 los cambiaron un poquito por pura vergüenza: mutaron en un moco extraterrestre y en un satélite de comunicaciones, pero conservaban los mismos poderes para putear al jugador post-púber hambriento de pin ups cachondas.

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Lo bueno de todo: que aquí teníamos mujeres de verdad, no dibujitos en plan manga. Y además, de numerosas nacionalidades. Aquí había para todos: americanas, africanas, de europa del este, japonesitas, latinas… Todo esto a ritmo de un Eurodance machacón y maravilloso que casaba perfectamente con el ambiente sórdido que se respiraba alrededor de esta máquina, una de las pocas donde se solía observar la partida en silencio, con algún sudor y cierto sonrojo.

Además, la cosa se completaba con Homenajes a Hellraiser y Pesadilla en Elm Street. Para rematar lo de explotar propiedades intelectuales ajenas, en el juego hay dos photoshopeadas absolutamente bizarros de la pava cenobita de Hellraiser y la jeta de Freddy Krueger. Aparecen cuando perdemos puntos por descubrir las carnes de la señora de turno en el juego. Así, sin más, Freddy y Hellraiser, y ¡eurodance! ya que cuando aparecen estas pantallas de castigo, oiremos la frase everybody move your body una y otra y otra vez, en un loop infinito e infernal.

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Aquí, además, teníamos la posibilidad de ver imágenes porno al entrar en el modo Lucky. Si conseguíamos completar el 98% de la pantalla, entrábamos a participar en un minijuego de póker de adivinar si la carta bocabajo es de mayor o menor número que la adyacente. Si acertamos dos veces seguidas seremos recompensados con, atención, UN GIF PORNOGRÁFICO MUY RÁPIDO. Yo he descubierto una mamada, un dedo y un anal clásico. ¿Es o no es una obra maestra? Aquí lo tienen en un video.

Todo un festival de la sinvergonzonería ideal para bakalitas noventeros, con todo lo que gustaba a un joven que se visitera por los pies: techno, cenobitas a lo portada del Thunderdome y tías en bolas de la porno del plus. Y el puto Gal’s Panic, que era un juegazo. Como no, a esto podía jugar cualquier menor de edad: de hecho eran ellos los que contaban con más motivación para dominar la máquina.

Por supuesto, Miss Nude 96 no tuvo el éxito tremebundo del Gals Panic. Y es que el riesgo de ver imágenes porno en unos recreativos, y el jaleo que montaba el bacalao imaginamos que espantó a muchos autores.

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