Quien haya estado más de una semana convaleciente en un hospital sabrá que llega un momento en que la calentura sexual no se puede rebajar a no ser que uno se haga una paja o, mejor aún, que una buena samaritana nos haga un favor. En este caso, el paciente se lo monta la más de bien, puesto que el cabrón se folla a la enfermera que está más buena de todo el hospital. Y lo mejor de todo es que el polvo quedó inmortalizado con una cámara oculta.